El proyecto fue parte de una colaboración para adecuar la Ruta del Peregrino en Jalisco. El macro-proyecto consistió en crear infraestructura e hitos a lo largo de un recorrido de 117 km. entre Ameca y Talpa de Allende que se hace cada año en honor a la Virgen del Rosario. El Vacío Circular es uno de los 8 hitos que se construyeron para los peregrinos. Se empleó el círculo para significar el espacio como un templo y un refugio conteniendo el macro-cosmos en el micro-cosmos. La pared de concreto blanco, formando un círculo de 40 metros de diámetro, es una pieza emplazada en un bosque de coníferas, que se integra a la peculiar topografía del lugar. Suspendido a tres metros de altura, sigue las pendientes y las elevaciones del terreno; y se entierra en distintos puntos para respetar la horizontalidad. Una estrecha fisura enmarca el vano de acceso que además, obliga a detenerse y a entrar de manera individual. A la manera de un templo, el muro blanco delimita un espacio para la contemplación: contiene al visitante en relación íntima con la naturaleza; es un sitio privilegiado para entender la totalidad del mundo natural a escala humana.