Cultura

La arquitectura humanista tiene nombre y apellido: Rozana Montiel

La arquitecta mexicana concibe el quehacer arquitectónico como la forma de crear espacios de interrelación humana que generen identidad.
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Rozana Montiel.Fernanda Roel.

La conciencia social de su despacho ha sido consecuencia de una práctica congruente que busca soluciones integrales para los usuarios de un espacio. Con una visión que considera la habitabilidad y densificación de un lugar, así como el desarrollo de la cultura local, buscan rehabilitar espacios y resolver problemas sistémicamente. “Hay que repensar el diseño como una estrategia creativa para resolver grandes problemas. En un mundo de tiempo y recursos limitados”, nos comparte la arquitecta mexicana.

El desafío más significativo que ha enfrentado al hacer arquitectura social está relacionado con barreras físicas y mentales, “hay una idea generalizada, pero errónea, de que no es posible hacer buen diseño con un bajo presupuesto. ‘Hacer lugar’ implica concientizar a instituciones e iniciativa privada de que un usuario es más que un consumidor”, asegura.

Rozana Montiel con algunas integrantes de su equipo.

Fernanda Roel.

Convencida de que a través de los espacios se potencian distintas relaciones humanas, Rozana reconoce que en México es importante reconstruir la noción de lo público a partir del diseño de espacios comunes, como un lugar de gestión social auténtica: “un anclaje para la resiliencia y la equidad en la sociedad”. Por ello, a futuro le gustaría trabajar en más proyectos que impliquen repensar el modelo de vivienda social, la movilidad urbana y los espacios culturales, recreativos y deportivos informales.

Rozana Montiel ha sido reconocida internacionalmente: fue ganadora del Overall Award y obtuvo el primer lugar de la categoría Moving en los Archmarathon Awards de Miami. También fue galardonada con el Moira Gemmill Award otorgado por The Architectural Review en Londres y ganadora del Premio Emerging Voices concedido por The Architectural League of New York, entre otros. Recientemente, fue la única mexicana invitada de forma individual a la Bienal de Arquitectura de Venecia.

Casa Albino Ortega.

Sandra Perenieto.

Al preguntar a la creadora su postura sobre los muros fronterizos, cuenta que este año impartió un taller de diseño en la Universidad de Cornell, conjuntamente con Derek Dellekamp, en el que se replantearon los muros como ecologías urbanas más que como demarcadores geopolíticos.

“Yo abordaría los muros fronterizos como un ecotono urbano más que una línea divisoria”. Ella piensa que si los muros fueran resignificados como una pieza de infraestructura podrían contribuir a la movilidad interurbana, la renovación de energía, las cadenas de producción, el reciclaje, el desarrollo comercial y las sociedades de conocimiento: “Sustentarían un plexo fronterizo de oportunidad”. Una concepción que ayudaría a diluir el complejo borde entre la realidad y ficción de un mundo con fronteras.

Estación Incineradora.

Sandra Perenieto.

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